La “rebelión” del clima
Más de 1.100 detenidos durante las acciones de Extinction Rebellion en Londres.
Movilizar a 10.000 actiivistas, superar los mil detenidos y calar en ese 3,5% de la población con capacidad para cambiar las cosas. Esa era la meta de Extinction Rebellion en estas dos semanas que han cambiado definitivamente la percepción del cambio climático en el Reibo Unido.
Como en su día el movimiento Occupy, que empezó con una “acampada” a la sombra de Wall Street, el nuevo movimiento que responde a las siglas XR ha sido capaz de “okupar” los espacios públicos de Londres, de encaramarse a los telediarios y las portadas y de trasmitir a la población la urgencia de un problema largamente ignorado.
La acción más impactante, más allá de las ocupaciones de los puentes y plazas, fue sin duda el “die in” de cien activistas del clima bajo el
esqueleto de 25 metros de la ballena azul, en el “hall” del Museo de Historia Natural. La visión de los frágiles cuerpos humanos, a la sombra del mayor animal del mundo, convirtieron la “muerte ficticia” en un espectáculo sin precedentes en Londres. Apenas media hora duró la escenificación, rematada por un grupo de manifestantes cubiertos con velos y con los rostros pintados de rojo que trasladaron la inusual protesta hasta las escaleras del museo.
Empezaron a llegar furgones de la policía. Sin plantar resistencia, los improvisados actores se dejaron detener, rumbo al cabalozo. El número de detenidos en las acciones climáticas llegó así a los 1.065. Los fundadores de Extinction Rebellion pudieron proclamar “misión cumplida”: el objetivo ahora es propagar la mecha por una larga decena de países, incluida España.
El algoritmo de la “rebelión” que puede propiciar el giro definitivo ante el cambio climático es ya imparable, según los cofundadores de Extinction Rebellion, la física molecular Gail Bradbrook y el profesor de Ciencias Sociales Roger Hallam. Los dos estudiaron a fondo más de cincuenta movimientos sociales desde principios del siglo XX y sus estrategias para propiciar un cambio real.
Lo que empezó como una reunión de 17 activistas concienciados hace un año en Stroud, a 150 kilómetros de Londres, ha terminado fraguando en este movimiento ubicuo que ha removido las conciencias de los británicos y ha puesto en guardia a la clase política. “Nuestra intenció fue poner toda la energía, la imaginación y la inteligecia en algo que pueda hacer cambiar el planeta”, reconoce Roger Hallam. Todo, dese el nombre de la organización hasta el logo reconocible del reloj de arena marcando el tiempo, ha sido cuidadosamente calculado en el largo año de gestación.
“Somos los jóvenes, los adolescentes y los niños quienes estamos marcando la diferencia, porque nadie lo hacer por nosotros”, proclamó Greta en el escenario de Maple Arch, con el cartel de “emergencia climática” sobre su cabeza. “Estamos en una crisis ecológica y existencial, y nunca dejaremos de luchar por nuestro planeta y por nuestro futuro… Vamos a asegurarnos de que los políticos no puedan eludir el problema por más tiempo”.
El idealismo de los años setenta no basta: los nuevos activistas del clima llegan con una dosis de realismo, con una gran imaginación y con el poder de las matemáticas. Solo así se explica el poderoso impacto que en apenas seis meses han logrado las acciones de XR: desde los bloqueos de los puentes de Londres a las “pegadas” en las casas de los políticos, pasando por el “strip tease” en el Parlamento o el “die in” entre los atónitos turistas en el Museo de Historia Natural.
Scotland Yard se tuvo que emplear a fondo para hacer frente a la “disrupción climática”. Más de 9.000 policías fueron desplegados en los puntos calientes del puente de Waterloo, Oxfrod Circus y la plaza del Parlamento, “okupados” durante día. Los activistas se han concentrado finalmente en Maple Arch, la esquina de Hyde Park, y han levantado un campamento lleno de proclamas y con tiendas de campaña, al más puro estilo del movimiento Occupy.
La actriz Emma Thompson y el medallista olímpico de remo Etienne Scott, detenido el domingo, se han convertido en los rostros más visibles del movimiento, que cuenta con las simpatías de David Attenborough, el naturalista por excelencia que ha contribuido a crear el clima con sus recientes documentales en Netflux y en la BBC.
“Hacía décadas que no vivía algo parecido a lo que está pasando en Londres estos días”, reconoce Merle Geaning, de 70 años, viejo activista contra la guerra del Vietnam, con pasaporte norteamericano y británico. Geaning fue uno de los detenidos la noche anterior en el puente de Waterloo, pero cuanto le soltaron –al cabo de doce horas- decidió presentarse con su camiseta de hippy al campamento de Maple Arch, como voluntario para lo que se tercie.
Geaning ha sido jardinero, poeta, funcionario del Ministerio de Educación y muchas otras cosas en la vida, pero ahora tiene tiempo para su dedicación favorita: “Que te detengan forma parte del oficio de activista. No es gran cosa, después de la primera vez… Lo que es sorprendente es la actitud de la policía. Somos “no violentos” por definición, no ha habido forcejeos. Ellos cumplen su misión, pero reconocen que tenemos razón, que ya está bien de esta fata de acción política ante este riesgo existencial al que nos enfrentamos”.
De la Universidad de Exeter llegan con todos los bártulo Susie Lawson y Sarah Coen, de 19 años las dos, dispuestas “a echar raíces hasta que nos echen”. “Algo ha empezado a cambiar esta semana, estas historias no las veíamos antes en los telediarios”, advirte Sarah. “Ahora que tenemos la atención, hay que centrarnos en el mensaje, y recordarle a la gente que tenemos diez años para actuar”.
Extinction Rebellion ha puesto sobre la mesa la meta de “cero emisiones” en el 2030 y ha reclamado la creación de una Asamblea Nacional de Ciudadanos sobre el clima. Entre tanto, los activistas piensan atrincherase en el campamento de Maple Arch y seguir sorprendiento con sus acciones a los británicos, necesitados como estaban de un antídoto frente a la letanía diaria del Brexit.
Las dos semanas de protesta concluyeron con el bloqueo de la Bolsa de Londres a cargo de siete activistas que se pegaron a las paredes y con acciones ante el Banco de Inglaterra. Más de 10.000 activistas asistieron a la ceremonia final en el Speakers Corner de Hyde Park. “Esto no es más que el principio de una pausa”, advirtió Skeena Rathor, de Extinction Rebellion. “Ahora toca llevar la “rebeldía” a nuestras vidas y nuestros barrios”.
Greta Thunberg: “Los políticos nos han ignorado durante décadas”
Telonera de honor de Massive Attack en su concierto por el clima, la activista de 16 años Greta Thunberg se dejó caer por el campamento de Extinction Rebellion en Maple Arch… “Vengo de Suecia y allí tenemos el mismo problema, como en todos lugares del mundo. Los políticos y la gente en el poder nos han ignorado durante décadas. No han hecho nada para mitigar la crisis ecológica, a pesar de las bonitas palabras y las promesas”.
La activista sueca, impulsora de la huelga estudiantil por el clima (“Strike for Climate”) que ha dado la vuelta al mundo, culminó en el Reino Unido su periplo europeo, a tiempo para sumarse a las acciones que han sacudido Londres durante una semana. Invitada personalmente por la diputada del Partido Verde Caroline Lucas, Thungberg tiene previsto reunirse con el líder de la oposición laborista Jeremy Corbyn y con el ministro de Medio Ambiente, Michael Gove.