¿Los animales son conscientes?

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La Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal, firmada hasta ahora por 286 investigadores, dice que es “irresponsable” ignorar la posibilidad de la conciencia animal.

 

Foto: Pexels

Charles Darwin, padre indiscutible de la biología moderna, defendió que los animales son conscientes de la misma manera que los humanos. Esta idea no triunfó tanto como su teoría de la evolución. "No existe una diferencia fundamental entre el hombre y los animales en su capacidad de sentir placer y dolor, felicidad y miseria", escribió Darwin. Hasta hoy, la posición dominante entre los biólogos es que proyectar rasgos, sentimientos y comportamientos humanos no tiene base científica y no hay manera de probar lo que sucede en las mentes de los animales.

Sin embargo, actualmente contamos con medios para encontrar evidencias sobre la capacidad de los animales para sentir y procesar lo que sucede a su alrededor. Por ejemplo, sabemos a ciencia cierta que las abejas pueden contar, reconocer rostros humanos y aprender a utilizar herramientas.

El profesor Lars Chittka, de la Universidad Queen Mary de Londres, ha trabajado en muchos de los principales estudios sobre la inteligencia de las abejas. En declaraciones a la BBC, ha declarado,"si las abejas son tan inteligentes, tal vez puedan pensar y sentir algo que sea la base de la conciencia". Los experimentos del profesor Chittka demostraron que las abejas modificaban su comportamiento después de un incidente traumático y parecían capaces de jugar, haciendo rodar pequeñas bolas de madera, algo que, según él, parecían disfrutar como actividad. "Con toda la evidencia que hay sobre la mesa, es muy probable que las abejas sean conscientes", ha dicho.

No se trata sólo de las abejas. Han aparecido más evidencias que pueden marcar un "cambio radical" en el pensamiento sobre la ciencia de la conciencia animal.

Son pruebas que surgen no solo de los llamados animales superiores, como los simios y los delfines, que han alcanzado un estado de desarrollo más avanzado que otros animales. También se aplica a criaturas más simples, como serpientes, pulpos, cangrejos, abejas y posiblemente incluso moscas de la fruta. 

Pero antes de continuar por este camino hay que recordar que los científicos no se ponen de acuerdo sobre las bases y la naturaleza de la conciencia humana. No estamos científicamente en una buena posición para evaluar lo que puede ser la conciencia en los animales si no sabemos qué es la conciencia en nosotros.

René Descartes dijo que "el lenguaje es el único signo cierto del pensamiento escondido en un cuerpo". Es un principio que sigue vigente entre muchos investigadores, pero unos pocos están empezando a ir más allá con un enfoque menos centrado en el ser humano. "Debido a que vemos las cosas a través de una lente humana, tendemos a asociar la conciencia con el lenguaje y la inteligencia. El hecho de que vayan juntos en nosotros no significa que vayan juntos en general", sugiere el profesor Jonathan Birch, de la London School of Economics.

El profesor Stevan Harnad, de la Universidad de Quebec, propone que usemos, en la lugar de la confusa palabra conciencia, el término "sentiencia" para hablar de las capacidades de los seres vivos. Se definiría como la capacidad de sentir, ya sea dolor, colores, cansancio, hambre, etc.  

Kristin Andrews, profesora de filosofía especializada en mentes animales en la Universidad de York en Toronto propone que se investiguen mejor lo que pueden ser niveles básicos de conciencia en todos los animales, no solo en los más dotados. Andrews fue uno de los principales impulsores de la Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal firmada a principios de este año, que hasta ahora ha sido firmada por 286 investigadores. La breve declaración de cuatro párrafos establece que es “irresponsable” ignorar la posibilidad de la conciencia animal.

El profesor Birch ha revisado 300 estudios científicos sobre la sensibilidad de los decápodos y cefalópodos, que incluyen pulpos, calamares y sepias. Descubrió que había pruebas sólidas de que estas criaturas eran sensibles, ya que podían experimentar sensaciones de dolor, placer, sed, hambre, calidez, alegría, consuelo y excitación. Las conclusiones llevaron al gobierno a incluir a estas criaturas en su Ley de Bienestar Animal (Sentiencia) en 2022. "La ciencia emergente debería alentar a la sociedad a tomar estas cuestiones un poco más en serio", dice.